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Ramiro Cañas G.
A falta de estadio, buenas son las calles para vivir la final
Barranquilla es rojiblanca.
Huele ... huele.... huele final, huele a fútbol, huele a Junior.
A falta de estadio Metropolitano para ver el juego de vuelta por la final de la Liga, buenas son las calles de Barranquilla.
La ciudad está pintada de rojo y blanco. Carros con sus sonidos y música alusiva al elenco Tiburón se ven y se escuchan.
A diferencia del 2009, cuando Once Caldas arrebató la estrella no hay triunfalismo , pero sí mentalidad positiva.
El publico tiene la esperanza de firmar la octava estrella en el Atanasio.
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